Integración Escolar

Integración Escolar

Trabajo realizado por les estudiantes del Profesorado de Educación Primaria – 2020

Realizado por:

  • Díaz Ocampo Florencia
  • Gomez Juan Alan Nicolas
  • Munne Micaela
  • Plaza Flavia Soledad

2º B Profesorado de Educación Primaria

Profesora Adriana Irene Ferraris


Integración Escolar

Antes que nada, es importante definir de qué hablamos cuando hablamos de inclusión y cuál es la diferencia con el concepto de integración escolar.

El Ministerio de Educación de la Nación (2009) define a la inclusión escolar como:

“la capacidad del Sistema Educativo de atender a todos, niñas y niños, sin exclusiones de ningún tipo. Para ello, es necesario abordar la amplia gama de diferencias que presentan los estudiantes y asegurar la participación y el aprendizaje de cada uno de ellos en el marco de servicios comunes y universales. En definitiva, la educación inclusiva apunta a que todos los estudiantes de una determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales y culturales” (p.12-13).

La integración en cambio, promueve la participación en el aula del alumno para responder al currículo común. Siendo así, la integración trata a todos como iguales y la inclusión trata a todos como diferentes, pero respetando a cada uno en su diversidad, en el sentido de ofrecerles respuestas en el ámbito educativo correspondiente sin exclusión (Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad. Ley 26.378).

La idea de la integración escolar se basa en el paradigma de que es más productivo para todo un grupo heterogéneo que uno –supuestamente- homogéneo y que con la inclusión en el aula de chicos con NEE se benefician tanto unos como otros.

Lo más común es que en una escuela los chicos tengan una serie de necesidades educativas comunes y que algunos tengan alguna necesidad individual que el docente del grado resolverá con una explicación en el recreo o una ejercitación extra. En el caso de los niños con NEE, hace falta incorporar la figura del “maestro integrador”, un adulto especializado que disponga de los recursos que el maestro común no maneja y que pueda acompañar al niño en el aprendizaje de los contenidos y en el aprendizaje de los vínculos.

Por lo general, los chicos con NEE trabajan con un currículo adecuado a sus posibilidades que se redacta en equipo, entre el maestro del grado, el docente integrador y los distintos especialistas que estén atendiendo al alumno.

Pero una integración escolar no está completa si sólo se da con la presencia del niño en el grupo, cumpliendo con las actividades del grado –adaptadas o no-, sino que requiere un trabajo de maestros, directivos y especialistas para que esa integración se dé también a nivel social, dentro y fuera de la escuela: es esperable que el niño integrado sea invitado a los cumpleaños y salga de excursión con sus compañeros, siempre y cuando su situación particular se lo permita.

En el momento de decidir una integración escolar hay que tener en cuenta que todos los colegios tienen la obligación de recibir a los alumnos con capacidades diferentes que deseen inscribirse, aunque como padres no se puede dejar de reconocer que no es lo mismo llevar a un hijo a una escuela que lo aceptó “porque estaba obligada” que a otra que se comprometió en un proyecto de trabajo y acompañamiento de ese chico.

Los maestros deberán trabajar, así, con el niño integrado y su familia y con el grupo de pares y de padres, para que el vínculo resulte positivo para ambas partes: la capacidad de reconocer y aprender a convivir con las diferencias, la solidaridad y la tolerancia son algunos de los valores que se ponen en juego en ese momento y que se trabajan a largo plazo, porque la experiencia de compartir desde pequeños con compañeros con distintas necesidades produce adultos que se relacionan de otra manera con las personas que tienen necesidades especiales.

¿Cómo saber si es inclusión o integración?

La inclusión e integración son términos que en muchas ocasiones se utilizan como conceptos iguales que comparten un mismo significado, sobretodo en el ámbito educativo. Inclusión e integración no son palabras sinónimas.

Inclusión e integración representan filosofías totalmente diferentes, aun cuando tienen objetivos aparentemente iguales o significados parecidos.

Si bien es cierto, pasar de la exclusión a la Inclusión supone un proceso largo de cambio y evolución. En medio de esta transición podemos situar la integración. Ahora bien, debemos ir más allá, paso a paso sin olvidar que el último fin siempre es la inclusión.

La integración propone la adaptación curricular como medida de superación de las diferencias de los alumnos especiales; la inclusión propone un currículo inclusivo, común para todos los alumnos, en el que implícitamente vayan incorporadas esas adaptaciones.

Inclusión e Integración: 10 diferencias

  • La inclusión NO se centra en la discapacidad o diagnóstico de la persona. Se centra en sus capacidades.
  • La inclusión educativa NO está dirigida a la educación especial, sino a la educación en general.
  • La inclusión NO supone cambios superficiales en el sistema, supone trasformaciones profundas.
  • La inclusión NO se basa en los principios de igualdad y competición se basa en los principios de equidad, cooperación y solidaridad.
  • La inclusión educativa se centra en el aula y NO en el alumno.
  • La inclusión NO intenta acercar a la persona a un modelo de ser, de pensar y de actuar “normalizado”, acepta a cada uno tal y como es, reconociendo a cada persona con sus características individuales.
  • La inclusión NO es dar a todas las personas lo mismo, sino dar a cada uno lo que necesita para poder disfrutar de los mismos derechos.
  • La inclusión NO persigue cambiar o corregir la diferencia de la persona sino enriquecerse de ella.
  • La inclusión educativa NO persigue que el niño se adapte al grupo, persigue eliminar las barreras con las que se encuentra que le impiden participar en el sistema educativo y social.
  • La inclusión NO disfraza las limitaciones, porque ellas son reales.

De la expresión «escuela abierta a la diversidad» a «escuela en y para la diversidad».

Esta asignación en términos de cualidad, atributo (adjetivo calificativo), da a la diversidad un carácter accidental en la escuela, sacándola, por ende, de su lugar esencial.

Creemos más adecuada la expresión escuela en y para la diversidad. La preposición en remite a la complejidad del actual contexto sociocultural y económico-político; la preposición para, a la heterogeneidad de los destinatarios de la escuela, entendida como la institución educativa de carácter obligatorio. Nos referimos con esto a la necesidad de que la escuela se haga cargo de la diversidad de la población que «obligatoriamente» tiene que atender (Inicial y Educación General Básica o EGB).

Cuando especificamos enseñanza obligatoria, no pretendemos restringir el problema de la diversidad, sino solamente limitarlo a ese momento inicial de la educación institucionalizada. Lo que queremos decir es que, por el contrato social que establece la obligatoriedad de la enseñanza (5 a 14 años), todo individuo tiene el derecho a la educación escolar. Este derecho genera el deber social de responder plenamente a su satisfacción. Si la escuela reconoce la diversidad de su población, de las problemáticas de esta, se podrá garantizar la posibilidad de que, al finalizar el período de obligatoriedad de la enseñanza, todos los alumnos puedan elegir (en igualdad de oportunidades y en función de sus intereses y aptitudes) su futuro proyecto de vida.

Retomaremos este tema al hablar de la escuela selectiva, expulsiva, versus la escuela integradora e inclusiva. Creemos que la concepción de escuela en y para la diversidad plantea un sin número de confusiones y tal vez de paradojas. La heterogeneidad, como hemos dicho, es un rasgo inherente y constitutivo de todo grupo humano. La explicitación de esta característica, conjuntamente Con la posibilidad de enriquecerse a través de la diferencia, son los dos pilares sobre los que tendría que asentarse la concepción de la educación en y para la diversidad.

¿Cómo debe ser una escuela inclusiva?
En una escuela inclusiva se transforman las prácticas educativas para que todos los niños, sea cual sea su condición social, cultural, individual, o su discapacidad, puedan participar los más posible en las actividades, en el currículum y aprendan lo máximo posible. Esto requiere de un trabajo en colaboración de los docentes y otros profesionales.
Un ejemplo podría ser el caso de los pueblos originarios, en la inclusión deberían asegurar que el niño pueda hablar su lengua materna.

¿Qué cambios debe realizar entonces la escuela común?
A veces con la mejor intención, estamos discriminando: por ejemplo, si en el aula hay un docente exclusivo para un niño, muy posiblemente muchos de sus compañeros digan que es “lento” o “especial”.
Hay que erradicar la idea de que estos niños aprenden de manera distinta o requieren de recursos diferentes porque cada niño tiene un estilo de aprender: algunos son más visuales o perceptivos, otros van de lo general a lo particular. Con esto quiero decir que muchos apoyos que requieren los niños con capacidades especiales, les vienen bien a todos.
Otro elemento es revisar los currículums que están muy sobrecargados y tienen un sesgo hacia ciertas culturas dominantes, o hacia ciertas competencias.
También es importante el acceso a las tecnologías que ofrecen muchísimas posibilidades para que los niños con discapacidad puedan participar en las actividades y acceder a la información.

¿Cuáles son los principales obstáculos para lograr esta transformación?
La mayor barrera tiene que ver con creencias, las falsas representaciones y los prejuicios. A veces se piensa que los chicos en la escuela especial aprenden más, pero muchas investigaciones muestran que no es así y sumado a eso, les impide algo fundamental que es socializarse con personas distintas.
Muchas veces la propia expectativa del docente hace que el niño aprenda más o menos. También hay que desterrar la idea de que hay que estar súper preparado para trabajar con estos niños.

La integración y la inclusión, ¿solamente es para casos especiales?
Cuando nos referimos a casos especiales, hablamos sobre personas que poseen diferentes capacidades (silla de ruedas, muletas, síndrome de Down, síndrome de Tourette, asperger, autismo, etc.), pero también hablamos sobre aquellas personas que sufren violencia en su familia, agresión verbal o física, bullying, problemas alimentarios, problemas de salud mental, problemas de consumo.

Participantes:

  • Diaz Ocampo Florencia
  • Gomez Juan Alan Nicolas
  • Munne Micaela
  • Plaza Flavia Soledad

Bibliografía

  • DeValle de Rendo, A. Vega, V. (2006) Una escuela EN y PARA la diversidad, el entramado de la diversidad. Buenos Aires, Argentina: Aique Grupo Editores.
  • Grau Rubio, C. (1998) Educación especial de la integración escolar a la escuela inclusiva. Valencia, Italia: Editorial Promolibro.
  • Kaplan, C. V. García, S. (2006) La inclusión como posibilidad. Buenos Aires, Argentina: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.
  • Ames, P. (2006) Las brechas invisibles, desafíos para una equidad de género en la educación. Lima, Perú: EP Ediciones.
  • Marchesi, A. Blanco, R. Hernández, L. (2014) Avances y desafíos de la educación inclusiva en Iberoamérica. Madrid, España: Editorial Organización de Estados Iberoamericanos.
  • Pozo Lobos, A. P. (2016) Programa de Integración Escolar PIE Ley de Inclusión 20.845. Santiago, Chile: Ministerio de Educación.
  • Bianchi, C. A. (2015) La integración de alumnos con discapacidad a la escolaridad común, aceptándose las diferencias. Córdoba, Argentina: Universidad Siglo 21.

Deja un comentario